lunes, mayo 03, 2010

To tweet or not to tweet

Siempre sospeché que fuera nada más y nada menos que una persona nacida para la vejez. Lo digo y lo repito constantemente para que dejen de sorprenderse esas personas que ciertas convenciones sociales imponen [a veces con mi consentimiento] como mis amigos o conocidos cuando ante una invitación a un pub/boliche/bailongo mi respuesta oscila entre el condescendiente "veeeemos" y el categórico "no". Incluso recientemente aun las trasnochadas cómodas de cama o sillón me cuestan [tal vez porque lo que tira en definitiva no es la comodidad sino la tentadora soledad y tranquilidad]. Pero incluso con todo esto, solía creer que la interacción y vida activa participando del gran monstruo internético eran mi fuerte.

Y aparentemente me equivocaba. A facebook llegué tarde y me llevé bien con su dinámica sólo superficialmente. Pero twitter, twitter es algo que escapa a mi comprensión. Ahora resulta que para ser activo en la red social de twitter hay que hacer lo siempre despreciado por mí IRL [nótese la jerga]: escribir con el lenguaje amputado. Esto no sería sólo por una oleada estética grotesca ni por vagancia a la hora de tipear/teclear, sino por una limitación técnica de caracteres permitidos para cada tweet. No, señores, no lo acepto. En twitter la vida y la internetz se fusionan, cuando todos sabemos en el corazón que eso jamás debiera haber acontecido. Y reflexionando sobre esta cuestión es que lo terrible se hace presente: además de vieja, descubro que soy reaccionaria.