martes, octubre 26, 2004

Rock an' roll life

Es fácticamente imposible sentir envidia de alguien que desconocemos. Hay personas que existen en nuestro micro mundo perceptivo y personas que son entidades ideales. Concretamente, los amigos existen, las personas de las que sabemos por terceros existen menos y la gente de la farándula, por ejemplo, de la que nos enteramos datos ni siquiera por terceros comunes sino por los medios masivos de comunicación, no existen más que en un plano ideal. Claro que es posible que algún weirdo se sienta más próximo a "los famosos" [a causa del bombardeo de información] que a las personas de las que se entera por terceros. De todas formas hay algo en la relación directa con una persona que habilita el puerto de la envidia. A mayor relación/camunicación mayor posibilidad de envidiar. Creo que esto se da principalmente porque al saber más de alguien, lo humanizamos hasta llegar al punto de sentirlo en el mismo escalón que uno. Y es ahí donde el razonamiento llega a ser "él está viviendo la buena vida y yo no", de lo contrario la comparación no tendría fundamentos. A nadie se le ocurre compararse con un ser "de otro plano", tal vez por pura comodidad del yo, para que el espíritu competitivo no lo arrastre a esforzarse más de lo deseado.

Ok, y si para ustedes es diferente, pasen todo del plural a la primera persona del singular y ahórrenme leer todos los "hablá por vos".

jueves, octubre 21, 2004

He loves me not

La conocida técnica de los fósforos consiste en encender uno y rápidamente, mientras la cabecilla roja es todavía lo único ardiendo, aprovechando esa combustión, poner la cabecilla roja del otro fósforo en posición opuesta, de tal forma que queden cabeza con cabeza. Se forma un casi espejo con una llama en medio. Una imagen demasiado poética para la interpretación burda que se le da a continuación.

Lo importante es conseguir primero que nada haber hecho la maniobra de colocación del segundo fosforo a tiempo. Ésto, por algún fenómeno físico/químico que denominaremos magia, provoca que las cabezas se fusionen. Así es que queda un fósforo largo encendido en medio y tomado por un extremo.

Cuando el fuego ya ha tomado madera de los costados, se procede a soplar el lado más próximo a los dedos que sostienen. Así pues, el fuego seguirá avanzando hacia el extremo más lejano a la mano.

Como es comprensible y siguiendo determinadas leyes, la madera se contrae al ser chamuscada. Claro que la naturaleza no es fatalmente simétrica cuando no quiere serlo, entonces nos preguntamos ¿para qué lado se da la inclinación al contraerse?

Y aquí es donde la interpretación vulgar toma protagonismo. Pues si el fósforo parece ir hacia arriba, y de hecho lo hace, significa un "me quiere". Si, al contrario, marca una decidida inclinación hacia abajo, es un claro "no me quiere".

Inocente aquella muchacha que interprete dichos sucesos como "thumbs up" y "thumbs down", sin notar la connotación sexual implícita cuasi explícita.

martes, octubre 19, 2004

Coh Coh

Yo siempre fui una persona con inclicación hacia el coco. Pero claro que de esto acabo de tener noticias hace poco tiempo. Recuerdo lejanamente aquellos días de jardín de infantes en los que nos proponían que fueramos a hacer bombones [no, aprender el abecedario no se les pasó por la cabeza]. Ingredientes: cacao en polvo, leche y rayadura de coco. Para mi siempre fue un misterio el origen de tales rayaduras. Era todo un concepto un tanto sintético, y es que de hecho el morder rayadura de coco da una sensación de consistencia sintética [no desagradable].

Por supuesto que al no saber dónde conseguir las rayaduras [o será que nunca le dije a mi mamá que las necesitaba] ninguno de esos días las llevé. Así fue como mis bombones no tenían coco, o tenían coco ajeno, con el gusto a resentimiento de quien prestaba meros gramos a mi bola de cacao y leche [desde pequeñas las personas son fastidiosamente tacañas].

Pero bueno, años después, la familia utilizaba coco para poner encima de los arrollados. Esas planchas de biscochuelo amarillo, de gusto soso y que por cierto no es combinable con la gracia de un coco bien rayado. Así pues, por lo general no ingería tales postres familiares porque tenía bien claros mis agrados y desagrados al nivel del paladar.

Habrá sido un par de años más tarde que descubrí una de las maravillas de la cocina occidental: los coquitos. Conitos de tamaño pequeño, amarillentos y cuya masa lleva, como ingrediente principal, rayadura de coco. Ya en ese momentó debí notar la obviedad de la situación, pero no, me resistí vaya a saber uno por qué. Sin embargo, el verano pasado todo ya fue evidente: yo, como quieran llamarme, amo el coco. Habíamos llevado de vacaciones una provisión de barritas de cereal y su servidora no dejaba de engullir, una tras otra, las que traían coco y galletitas de chocolate [evitaremos marcas o nombres de producto por motivos obvios].

Todo esto puede tranquilamente sumarse a que yo misma escogí en una juguetería newyorkina uno de esos bichos del estilo mascota virtual pero con peluche alrededor cuyo nombre resultó ser Coh Coh [esto me lo reveló a las 2 semanas (o 2 días), creo, de tenerlo conmigo (primero entra en confianza)].

Concluímos que si hacemos una cadena de recuerdos con memorias distantes, comprendemos que mi vida estuvo siempre ligada al coco y a toda actividad que involucrara ingerirlo.

I love coco, and you?

miércoles, octubre 13, 2004

Y la palabra del día es...

Lo estático no tiene sentido. Por más que dé cierto grado de seguirdad, no es lógico que las decisiones tomadas en un momento sean cristalizadas en el tiempo, inmutables. Todas las personas cambian: no piensan lo mismo en un momento x que en un momento x+1 [no necesariamente al menos]. Suponer que alguien querría estigmatizarse de por vida por su propia decisión es no conocer la naturaleza humana.

Las acciones pueden no ser errores al momento x, pero al x+1 toda decisión es una carga que se arrastra desde una etapa anterior. Esas cargas no deberían ser tales, las decisiones deberían ser modificables para nunca pesar.

La vida misma es efímera. Ok, el "para siempre" es relativo a la vida de la persona que lo enuncie. Pero en la big picture, una vida es polvo que vuela casi sin dear huella. De todas formas, nuestra vida es lo único que tenemos, así que es el modelo más razonable a tomar. Y si la vida -biológica- está llena de situaciones efímeras, ¿por qué establecerle externamente las "paredes estáticas" que las situaciones efímeras pueden haber generado?

Bases de datos que graban decisiones... nos estamos desnaturalizando al creer que nuestra mente, nuestros pensamientos, emociones y seguridades no se modifican. Hay que empezar a ser un poco más humano y entenderse.

Hoy digo esto y mañana me quiero tatuar. Efímero, señores, todo es efímero.

jueves, octubre 07, 2004

What in the world happened to you?

Sí, luego del post poético [?!], confesiones. De las más escandalizadoras para la propia protagonista.

Resulta que hace un par de días, mirando 30 segundos de televisión, enganché la nueva propaganda del [páguenme para poner aquí marca y modelo], que como bien sabemos es un coche. Ok, si la han visto, tal vez entiendan a lo que me referiré.

Empieza mostrando a un espantapájaros que maneja un coche, siempre acompañado por sus fieles amigos alados, por supuesto. O sea... maneja, ok. Llega a una suerte de acantilado con playa de rocas abajo. Desciende del auto y experimenta sensaciones hermosas captadas por la cámara: se moja los pies [palos] en el agua que llega en pequeñas olas, se tira a mirar hacia abajo en el acantilado, contempla el paisaje general...

Hasta ahí, no podía dejar mi expresión de "O_o o_o o_O" y ya pensaba "esto no puede ser más CUALQUIERA". Pero de pronto, y para mi sorpresa, el comercial continúa con nuestro amigo [ya le tomamos cariño, acabamos de reirnos de él, vieron] de vuelta en el auto, aparentemente siguiendo camino.

La toma nos muestra cómo la ruta pasa al lado de un sembradío de maíz [en mi mente es maíz, sh, es amarillo] con un espantapájaros a lo lejos. Aparentemente, el ser de paja y palo se detiene al costado de la ruta y empieza a caminar en dirección al espantapájaros del sembradío [a esta altura ya pensaba que se iba a encontrar con un "colega" y sentiría empatía o algo así].

A medida que el protagonista del comercial se va acercando, la cámara también lo hace. Es así como notamos que el espantapájaros no es más que un hombre en posición de tal. -momento en que mis ojos se humedecen-. Ambos se encuentran en un abrazo fraternal y giran, intercambiando -ahora entendemos que- nuevamente lugares en el mundo. Así, el espatapájaros vuelve a serlo y el hombre sigue camino en su auto.

Hete aquí que al momento del abrazo, el lagrimón se me piantó definitivamente.

Sí, un comercial me enterneció, llegó a rozar los sentimientos de mi humanidad y me partió al medio con esa lágrima que me corrió, en mi confusión, del ojo a la alfombra del living...

WHAT THE HELL IS WRONG WITH ME?!

miércoles, octubre 06, 2004

Guess what...

Saben qué hice hoy en la clase de Derecho?
Escribí.
A partir de los gritos de la profesora, que empezó a hablar de la corruptela de la escuela, de cómo nadie hace lo que tiene que hacer y tantas otras frases hechas y masticadas por todos. De allí nace lo que leerán a continuación...

Seco
Corruptela de las redes infantes.
Libres de ser y de toda conciencia de haber sido.
Trazos ínfimos, plagados de acero
en hojas estériles casi enmantecadas.
Dibujo que sabe y que no,
hecho en fósil
y del carbonillo luminoso color mantel.
La palabra que se dice y no se plasma,
exhalación entera no firme...
en entonación perfecta suena a
azúcar
pero es seco,
capicúa y seco.

Citando a un famoso personaje impalpable: okk

lunes, octubre 04, 2004

I don't want to miss a thing [ok]

Sí, tema de Aerosmith... pero tiene sentido esto.
La primera estrofa es increíblemente real. Es decir, a algunas personas les gusta pasar el tiempo en vigilia con su pareja. Cada uno con su cuco, yo prefiero todo lo contrario.

Así es: no hay nada, pero nada más hermoso que dormir, sisí, dormir con la persona que uno/a quiere.

Un momento hermoso, de paz y cariño expresado en un abrazo de dormidos.