lunes, junio 20, 2005

Once more with feeling

Teatro es pasión. En el escenario se da todo, y eso no es novedad [tal vez para los novatos, pero ni siquiera]. Pasión para odiar y pasión para amar. "Las tibiezas son de la escalerita para abajo", dijo mi director el sábado.

Otro de sus dichos del sábado pasado fue: "se busca mostrar el alma humana en sus peores y mejores momentos". El alma desnuda y verdadera.

Pero ¿por qué lo crudamente verdadero [la "no tibieza"] sobre el escenario y lo tibio abajo? Es decir, ¿por qué lo tibio?

Si no hay acto más apasionado que vivir... Nos creamos un escenario cotidiano para actuar y encubrir la pasión. Alguien vió necesidad de mostrarla y tuvo que crear [o entender diferente (Stanislavsky?)] otro escenario , chiquito, apartado, para ser con la pasión que viviendo se exige esconder, reprimir.
Esa verdad humana, la pasión, explica la misma actuación. Poder ser cualquier persona implica un grado de empatía con el todo [con todas las personas, digamos]. Una misma verdad humana al descubierto en el escenario, con determinados perfiles seleccionados para el momento.

Lo que pasa en un escenario termina siendo la verdad más desnuda.
¿Desde cuándo y por qué en la vida se permiten, aceptan y exigen tibiezas?

No hay comentarios.: