miércoles, noviembre 03, 2004

Humillación reloaded [ok]

El jardín de infantes es una etapa inocente de la vida. Jugábamos a la casita, a los bloques. Nos pasábamos ratos y ratos dibujando horribles engendros en el sector de dibujo y pretendíamos comprender libros "leyendo" las imágenes.

Mis primeros amiguitos, compañeros de juego, fueron varones. Quién sabe por qué, no tengo ningún recuerdo de haber jugado con las demás nenas del jardín hasta preescolar.

Tengo un vago recuerdo de un nene morocho en la puerta de mi casa, acompañado por su papá y luego ese mismo nene y yo jugando con unos autitos en la biblioteca de mi pieza [claro que era el estacionamiento/casa]. Después estaba Pepi, con quien éramos muy unidos. Yo estaba convencidísima de que su nombre era Pepi y que le decían Marcelo. De hecho tuve varias discusiones al respecto... tan chiquita con convicciones tan descabelladas.

Luego comencé a relacionarme con "las nenas" y, siguiendo el concepto básico que Xuxa nos inculcaba, no hablé más con mis amiguitos. No recuerdo cómo se dió esto, simplemente dejamos de tratarnos más que para golpearnos y perseguirnos en los recreos hasta llegar al resguardo del baño [esto ya años después].

En fin, todo esto viene, aunque no lo crean, a algo que ocurrió en la entrega de diplomas de preescolar. Estaba yo inspeccionando el comportamiento protocolar que debía seguir en unos minutos: levantarme al escuchar mi nombre, caminar en línea recta, tomar el diploma, besar a la maestra y volver a mi lugar. Me repetí una y otra vez "no olvidar darle un beso a la seño". Claro que cuando me llamaron entré en mi primera situación de presión [la persona que caminaba entre los sentados y recibía el papel que importaba en esos 30 segundos, todos los padres y maestros mirando, incluso la directora] and I crewed up. Caminé, llegué, recibí el diploma y me quise volver. Momento incómodo, he de decir, cuando la seño me detuvo para que le diera el beso protocolar. Tuve que girar el torso de forma que denotaba un claro error de coreografía. Todo el camino de vuelta me insulté bastante y cuando me senté sentía todas las miradas encima mío.

Al llegar a mi casa, mi papá quiso pasar la filmación [por supuesto, it was all caught on tape]. Así que estuve ahí con mi familia, viendo mi error y sintiéndome humillada por algo tan poco importante. En algunas reuniones familiares que se hicieron en casa posteriormente, mis papás proponían ver el video o era pedido directamente por tíos/as. Y ahí estaba yo, deseando que no lo vieran, que no lo notaran, que al menos no lo comentaran. No sé si alguna vez lo hicieron, pero en mi mente está quemado el momento en el que uno de mis tíos dice "te querías ir sin darle un beso a la seño!". Posiblemente haya sido producto de mi imaginación atormentada, humillada y expuesta.

Ahora, sería interesante analizar por qué relaciono el hecho de haberme juntado con "las nenas" con haber experimentado mi primera humillación pública. Es decir, las mujeres en mi vida y la sensación de humillación, de ser juzgada exteriormente, de que me moleste el "qué dirán". No propongo que lo analicen ustedes, sólo digo que sería interesante.

Anyway, voy a encontrar esa cinta. Y la quemaré.

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